Incendio

Incendio

jueves, 26 de junio de 2014

A cumplir, políticos

Casi al mismo tiempo de que nuestra compañera Vesna comenzara la huelga de hambre para reivindicar nuestros derechos laborales, empezó la campaña anual de extinción de fuegos forestales y, con ella, la formación para los trabajadores que integramos el colectivo. El pasado 9 de junio, una empresa privada impartió por tres días los cursos de capacitación. ¿Formación por medio de una empresa privada? ¡Inaceptable! No corresponde con el protocolo de actuación de la Comunidad de Madrid. La formación debe ser pública. 




Aún así, intentamos tratar de sobrellevar la situación hasta que, un día, nos sentamos a escuchar una clase de inteligencia emocional. Estamos de acuerdo en que la inteligencia emocional es una habilidad muy útil que todos debemos desarrollar para mejorar nuestra vida diaria. Sin embargo, cuando estamos a punto de ser echados a la calle, cuando tenemos que ir a tribunales para obtener "estabilidad laboral" (por cuatro meses al año), cuando estamos trabajando con un EPI (Equipo de protección individual) que no cumple con la normativa de seguridad, cuando muchos de los puntos de trabajo están en pésimas condiciones, cuando nuestro trabajo y nuestra profesionalidad no son reconocidos, cuando estamos siendo robados por un gobierno corrupto, no es agradable que una persona se ponga al frente para decirnos que “hay que tomar todo positivamente, ver el lado bueno de las cosas.” ¡Por favor! ¿El lado bueno de las cosas? ¿Alguien ve un lado bueno? Porque yo no. Lo siento, pero no era el momento ni era el lugar. Queremos cursos sobre la utilización de la motosierra, queremos aprender protocolos de incendios de interfase (cuando un incendio está entre el bosque y zonas urbanas), deseamos estar capacitados para proporcionar primeros auxilios avanzados, etcétera.

Y así seguimos, en medio de un ambiente extraño. Llegó el día de realizar las prácticas. La mayoría no contábamos con el EPI homologado, por lo que se tomó la decisión de no arriesgar la seguridad de nadie, ni durante la formación, ni durante las jornadas de trabajo. Los profesores nos dieron la indicación de quedarnos al margen de las prácticas, sólo observando. Al no formar parte de los ejercicios, en realidad no estamos siendo preparados para des
empeñar nuestra labor. ¡No podemos permitir que eso suceda!




Gracias a la unión logramos que, al día siguiente, se nos convocara a una reunión en la sede de Función Pública, para hablar con la directora, el director de la Dirección General de Protección Ciudadana, la jefa del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid y otros representantes del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid. Dos compañeros nos representaron en esta junta, acompañados por dos representantes sindicales. Se habló sobre los problemas generales del colectivo, en especial sobre la formación inadecuada, sobre el EPI, que no cumple la normativa y sobre las 83 plazas que se desea amortizar. El resultado fue favorable para nosotros, ya que se logró llegar a acuerdos sobre todos los temas: la amortización de las plazas será inválida, se proporcionará a todo el personal los EPI´s correspondientes, que cumplan la normativa y se repetiría la formación en un formato público, impartida por bomberos.





Se escucha bien, ¿no es así? Sin embargo, no ha quedado plasmado en ningún papel, con una firma al calce. Queremos que los acuerdos se formalicen y que se cumplan. Si bien es cierto que la formación pública ya se ha realizado y que casi todos ya tienen los EPI´s adecuados, existen todavía algunas personas a las que no se los han proporcionado por falta de existencias (tallaje) y que, por este motivo, no están trabajando y se encuentran en “Clave cero” (permanecer el en parque de bomberos sin desempeñar su función). ¿Esto podría solucionarse rápidamente? Por supuesto. Se les podría proporcionar ropa de bombero provisionalmente. Sin embargo, no se ha hecho debido a que algunos creen que nosotros “no debemos vestirnos como ellos”. Sobre este pensamiento sólo diré que “renovarse es vivir” y que mientras se tengan ideas retrógradas, no avanzaremos.

Sí, es cierto que se está cumpliendo. Sin embargo, debido a que la confianza en sus palabras es nula, (hay que decirlo) no nos fiamos. Lo repito: lo queremos por escrito. ¿No es verdad que ya se había convocado a una mesa técnica para formalizar los acuerdos? Sí, pero se suspendió. ¿La causa? Aparentemente, “todo está solucionado”. Pero... no por completo. Porque, ¿será verdad que no van a echar a la calle a esas 83 personas? Pues no, yo no me fío, para ser honestos. Y la razón por la que no me fío es porque, mientras todo esto sucede, el gobierno en turno ahora está discutiendo la aprobación de una ley por medio de la cual tendrán la facultad para despedir a cualquier trabajador indefinido de la administración pública, en cualquier momento, otorgándole solamente entre 8 y 11 días laborados por año como indemnización.





¿Es esto posible? ¿Es posible que hablen en televisión sobre cómo Podemos “desea convertir a España en una Venezuela, sin derechos laborales, sin libertad de expresión, sin tranquilidad emocional, sin prestaciones sociales…” cuando, en primer lugar, es una mentira como una catedral y, en segundo, eso es justo lo que está ocurriendo actualmente a través de su gestión? Si cada vez tenemos menos y cada vez las empresas y los bancos tienen más. ¿Cómo pueden tener tan poca vergüenza? Recuerdo un dicho de mi abuela que decía: “Lo que dice Pedro sobre Juan habla más sobre Pedro que sobre Juan” o, lo que es lo mismo, “hablar mal de los demás habla mal de uno mismo”.

Romper el silencio es lo que nos corresponde hacer. Gritar a los cuatro vientos lo que ocurre, para que todos lo sepan. De esta forma, sabrán que estamos ahí, al pie del cañón. De esta forma sabrán que no cesaremos la lucha, que seguiremos en este camino hasta que podamos dormir cada noche tranquilamente, sintiendo que tenemos lo que todo ser humano merece: un trabajo digno, condiciones favorables y estabilidad laboral para poder vivir. Deseamos un país en el que nadie, por ningún motivo, tenga que ponerse en huelga de hambre, como lo ha hecho Vesna, para ser escuchado, para ser valorado, para ser atendido. Vesna dejó la huelga de hambre por razones de salud y personales. Sin importar el paso del tiempo, ella siempre será un ejemplo de coraje y fuerza. Gracias, Vesna. Gracias siempre.




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